Dra. Amelia de la Ballina Peruyera
Dra. Andrea Fernández de la Ballina
Dr. Daniel Fernández de la Ballina
Dra. Tamar Gómez Pérez
El capítulo 2 de la revista “Los pilares de la salud“ lo dedicaremos al conocimiento profundo de las funciones prioritarias que se realizan en y con la boca, y se ocupan de la supervivencia, en el inicio de la vida; es decir de la succión nutricia (SN), deglución y respiración, para nutrir nuestras células, nuestros órganos y favorecer el crecimiento y desarrollo del individuo.
La boca es la única parte del cuerpo que podemos explorar con facilidad y sobre la que podemos actuar para mejorar nuestra salud. Un ejemplo claro de ello es el mecanismo de succión/deglución/masticación que se desarrolla en el periodo prenatal y se prolonga a lo largo de nuestra vida. Son funciones que podemos optimizar, la primera mediante la lactancia materna y la segunda masticando los alimentos de una forma consciente hasta que se transformen en líquido.
La justificación y el poder que la succión/deglución/masticación tienen sobre el desarrollo de nuestras funciones cerebrales, sobre el equilibrio físico y psíquico de nuestro cuerpo y sobre nuestra salud, lo explicaremos con detalle.
La succión/deglución es el primer reflejo que desarrolla el feto.
El reflejo de deglución se desarrolla en la semana 16 EG.
El reflejo de succión es un reflejo primario, innato, inconsciente que se desarrolla en la semana 20 EG y que se prolonga durante los seis primeros meses de vida.
A las 20 semanas de embarazo, todos los tejidos que forman el órgano lingual están desarrollados. Se inicia la deglución del líquido amniótico.
La coordinación succión / deglución / respiración produce a las 32 EG.
Si el niño nace antes de las 32 semanas no se puede alimentar
por vía oral es necesaria alimentación SNG (sonda nasogástrica) SOG (sonda orogástrica), PARE (parenteral).
Etapa oral según Sigmund Freud (1856-1939)
La primera etapa del desarrollo psico-sexual es la fase oral que comprende desde el comienzo de la vida hasta los 18 meses. Durante la misma, el centro del placer está en la boca a través de la exploración del entorno (los bebés tienden a llevarse todo a la boca).
El placer de succión independientemente de las necesidades alimenticias, es un placer auto-erótico. Es un placer narcisista primario, en el que el sujeto no tiene todavía noción del mundo exterior, diferenciado de él.
Si se le da la ocasión de satisfacer pasivamente este placer, el niño se apega al pecho o al biberón con lo que tanto le gusta jugar aunque ya no tenga leche, encuentra un “plus” de placer en el chupeteo sin hacer el esfuerzo de aspiración y deglución.
En esta etapa, el niño ama al igual que a sí mismo todo lo que se mete en la boca: pezón, chupete y por extensión ama a su madre que se constituye en el primer objeto de amor. En este caso, chupar satisface el deseo sexual.
En esta fase de la vida, la succión equivale a la alimentación y la comodidad. Los individuos que no superen esta etapa tendrán «fijación oral» y serán propensos a comer en exceso, a la bebida alcohólica, al cigarrillo o a comerse las uñas, según el punto de vista de Freud y de acuerdo con su teoría, estos individuos se convierten en personas dependientes de otras, seguidores crédulos y perpetuos, habladores locuaces.
La función de succión ocasiona fuerzas de aspiración y descompresión.
El cráneo del recién nacido es: cartilaginoso, membranoso y líquido. En las semanas que siguen al nacimiento tiende a reformarse espontáneamente bajo la influencia de:
* Presiones líquidas intracraneales.
* De la succión al mamar, durante la lactancia materna.
La succión tendrá influencia sobre:
* El desarrollo y la pneumatización de los senos maxilares, frontales, etmoidales y esfenoidal.
* La silla turca, la hipófisis. El desarrollo de la cara y del cráneo.
* La troficidad de las mucosas O.R.L.
* Sobre el conjunto del cráneo membranoso gracias al descenso rítmico de la bóveda del paladar.
Succión nutricia (SN)
Cuando los labios del bebé entran en contacto con el pezón, comienza el proceso de succión nutricia por alimentación del seno materno (SNM), y se genera la producción de prolactina, hormona que estimula la producción de leche materna en las glándulas mamarias.
El reflejo de succión se activa también al contacto de los labios del bebé con la tetina del biberón, del chupete o con un dedo, este reflejo va desapareciendo poco a poco y da paso a un valor consciente de la succión a partir de los 6 meses de edad. En caso contrario, si el reflejo se prolongara podría considerarse un signo patológico.
El amamantamiento genera las primeras fuerzas correctoras del cráneo.
El episodio inicial de estimulación del crecimiento mandibular es el amamantamiento con el pecho, produciéndose así el primer acto funcional del recién nacido. Durante este episodio se produce un avance simétrico y simultáneo estimulando ambas ATMs gracias a la acción de los músculos pterigoideos externos. El estimulo continúa en el momento que comienza la masticación con alimentos sólidos.
En este reflejo, el mecanismo de succión se produce de un modo especifico, los labios, la lengua y la mandíbula del bebé trabajan de forma coordinada, los labios se afianzan sobre el pezón formando un círculo, la cavidad bucal crea un vacío gracias a la presión ejercida del pezón en el paladar. La presión ejercida provoca que la aureola se aplane logrando que la leche comience a fluir. Está obligado a morder, a avanzar y retruir la mandíbula, por lo que todo el sistema muscular: maseteros, temporal y pterigoideos va adquiriendo el desarrollo y tono muscular necesarios para ser utilizado a la llegada de la primera dentición.
El bebé respira por la nariz, pues no suelta el pezón, lo que además, sirve para reforzar el circuito de respiración nasal fisiológica durante el amamantamiento y fuera de él.
Durante el acto de amamantamiento, los movimientos de deslizamiento y de tracción del disco, se realizan simultáneamente en los dos lados y el desarrollo de la mandíbula es global, a diferencia de la masticación en que cada articulación trabaja alternativamente.
El pecho, por su sistema de multicanales excretores, opone una muy buena resistencia e incita al bebé a hacer un esfuerzo constante y prolongado. Al final del amamantamiento, observad el cráneo de un bebé, está lleno de gotas de sudor. Este gasto físico equivale, por su intensidad y su amplitud, a un verdadero “footing craneal”.
La ejercitación de los músculos masticadores y faciales en el acto de lactar, disminuye el 50% cada uno de los indicadores de maloclusión dentaria (resalte, apiñamiento, mordida cruzada posterior, mordida abierta, distoclusión, rotaciones dentarias, etc..) que afectan la estética y función dentofacial del niño.
La lactancia con biberón va a producir una falta de estimulo del crecimiento mandibular, al igual que la alimentación con dieta blanda (biberón, papillas, pan de molde, etc.) que puede dar lugar a una hipoplasia mandibular. He aquí la gran importancia del amamantamiento materno y posterior alimentación basada en dieta dura y seca para un correcto desarrollo de los maxilares.
Con el biberón, se deberá vigilar para poder garantizar una resistencia suficiente. La toma del biberón debe durar aproximadamente lo mismo que el amamantamiento. Es necesario tener cuidado no poner un dosificador de tetina demasiado rápido, ya que aunque el bebé digiere relativamente bien, el efecto mecánico sobre el cráneo corre el riesgo de estar disminuido.
“La boca habla, solo hay que conocer su idioma”.